Controlar y vencer las plagas sin causar ningún daño al medio ambiente, sin riesgos para las personas y sin perjuicio para los cultivos, la tierra o el entorno... es hoy perfectamente factible. Es el fruto de muchos años de investigación científica aplicada al control de insectos mediante FEROMONAS.
Las feromonas son sustancias químicas oloríficas, liberadas en el aire por los insectos, que son específicamente captadas por otros insectos de la misma especie.
Las feromonas pueden clasificarse en sexuales, de rastro,
de alarma, disuasorias, ese. Siendo las FEROMONAS SEXUALES las
más indicadas para el Seguimiento y Control Biológico
de Plagas. Las feromonas sexuales son emitidas por las hembras
para atraer al macho al apareamiento.
FEROMONAS SEXUALES SINTETICAS.
Son feromonas de insectos, sintetizadas en laboratorio en cantidades suficientes para su uso en los distintos sistemas de control con feromonas.
Las feromonas sintéticas se impregnan sobre difusores que las van liberando lentamente. Estos difusores se colocan en las trampas para atraer a los machos, quedando éstos atrapados.
Cada plaga tiene su ciclo biológico y un numero de generaciones al año, por tanto se hace necesario conocer con exactitud en cada zona, cuales son los momentos en que está activa la plaga en estado adulto, y las distintas generaciones, que suelen ser variables en función de las temperaturas del hábitat donde se encuentre.
Se recomienda emplear las trampas antes del inicio de la primera generación.
La utilización de feromonas sexuales necesita el empleo de una trampa adecuada para el tamaño del insecto, comportamiento, nivel de población y medio en el que se colocará.
En la lista general de feromonas encontrará, aparte del nombre científico y común de la plaga, la denominación de la trampa más adecuada para cada una de ellas.
La colocación de las trampas influye en la captura de los insectos. Las trampas se deben colocar a la altura de los cultivos colgadas de un soporte para tal fin, aunque cuando se trata de árboles se suelen usar como soporte alguna rama del mismo.
La colocación variará si los cultivos estan aislados o se encuentran rodeados de otros, de forma que en el primer caso bastaría con una distribución homogénea, y en el segundo habría que colocar más trampas en los bordes de las parcelas.
El número de trampas por cultivo varía según los objetivos del sistema de control, ya sea para la detección y seguimiento, o para capturas masivas de la plaga en cuestión.
Un factor importante es el tamaño del cultivo. Para cultivos pequeños e irregulares en tamaño, se requiere mayor número de trampas que en cultivos de mayor superficie y uniformes.
De forma general, se puede decir que 2 trampas por hectárea suelen ser suficientes para la detección y seguimiento de las plagas; y de 10 a 15 trampas para las capturas masivas. Aunque todo esto es muy variable, debido a diversos factores que intervienen a la hora de elegir el número de trampas a colocar: población de la plaga, cultivos limítrofes, nivel de control que se pretenda...
Las trampas para diferentes especies pueden colocarse en un lugar cercano 4 ó 5 metros. Pero los difusores de feromona para distintas especies no deberan ser colocados en la misma trampa.
Para establecer la curva de vuelo, tenemos que hacer un recuento de insectos capturados cada semana, y anotar las capturas en una ficha para tal fin.
Los primeros insectos capturados en la trampa nos permiten conocer la fecha de aparición de los adultos. La ausencia de capturas en la trampa nos indica ausencia de insectos.
El seguimiento de las capturas nos indica el incremento de la población de la plaga a lo largo del tiempo.
Se coloca el difusor de feromona en la trampa: En el centro de la lámina pegajosa, si es la trampa triangular; en la jaula sobre la tapa, si se trata de la trampa polillero; en el interior, si es la trampa mosquero; y sobre la superficie si es la trampa cromática.